¿Tienes un problema legal? ¿Necesitas un abogado?

Que comprenda la ley

Para ser un buen abogado no basta con conocer las leyes.

Comprender la ley es más que eso.

Un buen abogado es un artista, y la ley es su herramienta: sabe usar esa herramienta y ponerla siempre al servicio de los intereses de su cliente.

Que te escuche

Tienes un problema, por eso necesitas un abogado.

Que te escuche y que te entienda.

Que pueda hacerse cargo de lo que realmente te está pasando; que entienda cuánto y cómo te afecta.

Que te acompañe.

Que hable claro

Necesitas que quien te represente te explique todo en un lenguaje que tú entiendas.

De otra manera, te sentirás perdido y sin control sobre la situación.

Que pelee tus batallas

Necesitas tener la seguridad de que va a luchar por ti con todas las herramientas a su alcance, con toda su capacidad, y de que siempre buscará la mejor solución para ti en tu situación.

Mientras tú estás expuesto, él tiene que mantener la cabeza fría y ser capaz de enfriártela a ti cuando haga falta.

Que esté disponible

Más allá de que te coja el teléfono, de que te llame cuando dice que va a hacerlo, de que te tenga informado a cada paso.

Tiene que estar disponible para escuchar tus dudas, para darte apoyo: tiene que ser tierra firme cuando sientas que el suelo se abre bajo tus pies.

Que te haga sentir cómodo

Vas a pasar tiempo con tu abogado, y necesitas ser completamente sincero con él, para no perder tiempo y oportunidades.

No mientas ni escondas nada a tu abogado.

El secreto profesional es tu aliado y tu garantía.

Que te fíes de él

Tener absoluta confianza en tu abogado es imprescindible. Tanta como para poder exponerle tus desconfianzas. El secreto profesional es tu garantía.

Ante problemas legales, encontrarás mucha gente a tu alrededor opinando, dando consejos, contándote casos y cosas.

Confundiéndote.

Tu abogado será tu punto de referencia inamovible, para poder contarle todo y que te aclare la mente. Y hasta el alma.

¿Me vas a cobrar la primera visita?

No, la primera visita es para que tomemos contacto y conocer exactamente tu situación.

También para que puedas ver si realmente quieres trabajar conmigo, si soy el abogado que quieres tener a tu lado. Es importante que te sientas cómodo.

Cuando decida contratarte, ¿qué pasa?

Te haré un presupuesto cerrado, por escrito, en una hoja de encargo, y te pediré toda la documentación que tengas, para poder hacerme una idea más concreta de tu caso.

Mi presupuesto no incluye los gastos de procurador ni los de gestiones, pero puedo darte una idea aproximada de cuánto pueden suponer.

Cuando tenga toda la información, te explicaré tu situación legal y las opciones que tienes.

Te propondré un plan y me ceñiré a él.

¿Quién decide qué hacer?

Siempre tú. Yo estoy para asesorarte y acompañarte, pero también para hacer lo que tú prefieras, incluso si no me parece la mejor opción. Y lo haré lo mejor que pueda y sepa, por encima de todo. Cuando me digas qué quieres hacer, me pondré a trabajar.

¿Puedo contactar contigo o hacerte una consulta por correo o email?

Por supuesto.

Y si no te viene bien acercarte por mi oficina podemos tener una reunión virtual. Lo hago para aprovechar el tiempo y con los clientes que no están en Sevilla.

¿Qué garantías me ofreces?

Creo que la mejor garantía es que te sientas cómodo y relajado conmigo, que sientas confianza en mí. Si no es así, da lo mismo lo que yo te pueda prometer.

Además, te garantizo que estaré ahí siempre, contestando a tus llamadas, resolviendo tus dudas… para lo que necesites. Sé, por experiencia, lo desagradable y desesperante que es para un cliente que su abogado deje de cogerle el teléfono, de devolverle las llamadas, de estar disponible.